Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), no hay intervención sanitaria preventiva más costo-efectiva que la vacunación, que evita entre 2 y 3 millones de muertes anuales por difteria, tétanos, hepatitis B, fiebre tifoidea, fiebre amarilla y más de veinte otras enfermedades.

En el ámbito laboral, la vacunación es una herramienta preventiva esencial para reducir el riesgo de contagio y transmisión de determinadas enfermedades, protegiendo así a los propios trabajadores, sus familias y cualquier otra parte externa de la empresa (por ejemplo, clientes y proveedores).

Vacunar en el lugar de trabajo también permite que los trabajadores ahorren tiempo y recursos al no tener que desplazarse a otro lugar, lo que contribuye a desarrollar una imagen de “empresa saludable”, es decir, reconocer que la empresa es un espacio seguro que promueve la salud de sus trabajadores.

Dado lo anterior, inmunizar de manera oportuna a la población trabajadora para llevar a cabo sus labores de manera protegida y segura se hace un bien necesario, trayendo beneficios tanto para el colaborador y su familia, como para la empresa y su productividad.